Palabras Impresas
Pruritos de la oposición y pragmatismo de Cristina
Buenos Aires, 5 de octubre de 2014 - ¿Tiene alternativas la Argentina en 2015? ¿Es acaso posible un cambio significativo que abra una etapa nueva en el país? Son preguntas eminentemente razonables, que deben ser sustanciadas con respeto a la verdad y a la realidad, pero que siguen dejando importantes espacios de incertidumbre.
Es así porque el bloque político agrupado en torno del Gobierno ejerce con mano de acero su condición de primera minoría por hoy hegemónica y no da señales de desalojar el ejercicio del poder si así lo resolviera una sociedad que, fragmentada, es matemáticamente mayoritaria si se la compara con el núcleo que dirige al país.
La votación en la Cámara de Diputados que avaló un voto previo del Senado y dio vida al nuevo Código Civil y Comercial se concretó con un resultado elocuente. De los 257 diputados que integran la Cámara, 134 votaron por la ley, incluyendo 112 del Frente por la Victoria y 22 "aliados". ¿Mayoría?
Desde luego, pero que otros 123 diputados se hayan ausentado adrede ratifica un modo de gobernar. Esto es así si se considera que esos 112 son el 43% ciento del cuerpo. Para el oficialismo, esas son las reglas del juego y a ellas hay que someterse, cualquiera sean los números. Para cumplir esas metas, el grupo gobernante no anda con vueltas. Los 22 diputados "aliados" de esta semana son una radiografía de los acuerdos de interés que la Casa Rosada trapichea con diversos gobiernos provinciales. La cuota más jugosa la aportó Santiago del Estero, de donde provinieron seis votos obedientes (Norma Abdala de Matarazzo, José Herrera, Manuel Juárez, Graciela Navarro, Cristian Oliva, Mirta Pastoriza y Aída Ruiz). Misiones aportó cinco votos (José Guccione, Stella Leverberg, Oscar Redczuk, Silvia Risko y Alex Ziegler).
Tres votos provinieron de Neuquén (Alicia Comelli, Adrián San Martín y María Villar Molina). Son acuerdos explícitos con los gobiernos provinciales de dichas provincias, exentos de toda congruencia doctrinaria, pero son 14 votos.
El resto es ideológico, como los tres de Nuevo Encuentro (los ¿ex? comunistas Carlos Heller y Juan Carlos Junio, y el ex radical, aliancista, lilito y hoy ultrakirchnerista Carlos Raimundi). Agréguesele un peronista de La Pampa (Gustavo Fernández Mendía), dos fueguinos voluntariosos (Graciela Boyadjian y Oscar Martínez) y la indescriptible diputada "piquetera" Ramona Pucheta, que reconoce como su líder al pintoresco Raúl Castells y admitió con incandescente irresponsabilidad que no sabe qué votó (http://www.lanacion.com.ar/ 1732139-ramona-pucheta)
Pero se trata de la misma Cámara de Diputados donde este jueves 2 de octubre se puso en escena una inédita movida pro palestina y anti israelí en la que se involucró el presidente del cuerpo, el precandidato presidencial Julián Domínguez.
"Esta campaña pretende abusar de la buena fe de los legisladores argentinos para dar apoyo al odio y la violencia antisemita de Hamás" dijo el Centro Simon Wiesenthal, que manifestó su profundo rechazo a esa jornada en el Congreso argentino para lanzar una campaña denominada "Palestina aguanta, Argentina se levanta", liderada por el presidente del llamado grupo de amistad con Palestina de la Cámara de Diputados, el ultra kirchnerista Leonardo Grosso, de la Agrupación Evita. Encabezaron el acto el representante palestino en Argentina, Walid Muaqqat, y Domínguez.
La campaña se definió como "diversas actividades a fin de recolectar ayuda humanitaria para la zona afectada por la reciente operación militar ´Margen Protector´".
En una carta a Domínguez, Shimon Samuels (del Centro Wiesenthal) y Sergio Widder (director para América Latina) señalaron que "somos solidarios con quienes han sido víctimas de la violencia de Hamás, ya sean israelíes o palestinos. Hamás es una organización calificada como terrorista por los 28 países miembros de la Unión Europea, Arabia Saudita, Australia, Canadá, Egipto, Estados Unidos, Japón, Jordania y Nueva Zelanda.
Fue la agresión de Hamás -miles de cohetes lanzados contra civiles indefensos- la que provocó la respuesta de Israel, cuyo derecho a la autodefensa está garantizado por la Carta de las Naciones Unidas.
Las medidas que tomó Israel para tratar de minimizar las víctimas civiles a través de diversas formas de alerta, así como su decisión de mantener el transporte de ayuda humanitaria vital hacia Gaza, aun estando bajo fuego, no reconocen precedentes", agregó Widder, que se pronuncio en favor de iniciativas humanitarias y de promover la paz, "pero esta es una campaña que pretende abusar de la buena fe de los parlamentarios argentinos para dar apoyo al odio y a la violencia antisemita de Hamás.
No hay nada en la invitación que permita suponer que se vaya a condenar el credo antisemita de Hamás, en cuya Carta Orgánica de 1988 se proclama el propósito de exterminar a los judíos de todo el mundo y destruir el Estado de Israel, un país que mantiene relaciones amistosas con Argentina", señalaron los directivos del Centro.
"Creemos en la posibilidad de la existencia de un Estado Palestino conviviendo en paz y con fronteras seguras junto al Estado judío de Israel. Para ello es crucial terminar con la violencia de Hamás y promover actividades que favorezcan el diálogo y la paz", concluían.
El Congreso Nacional fue, sin embargo, anfitrión de este episodio.
La decisión de no convalidar la vertical aprobación del nuevo Código Civil y Comercial fue ejecutada por la oposición mediante el cuestionable recurso de salir del recinto.
En sus actuales condiciones de fragmentación y minoría, no es necesariamente una opción despreciable, pero denuncia una debilidad hoy innegable de la que no logra salir.
Los agrupamientos que hoy reconocen como sus referentes presidenciales a los mendocinos Ernesto Sanz y Julio Cobos, al santafesino Hermes Binner, a la chaqueña Elisa Carrió, y a los bonaerenses Mauricio Macri y Sergio Massa tienen mucho más en común que lo que los diferencia, aunque les cueste enormidades admitirlo.
El oficialismo en el poder no tiene, en cambio, esos pruritos. Cobija desde Luis D'Elía a Gildo Insfrán, pasando por diferentes colectividades radicalizadas en alegre amancebamiento con regímenes provinciales de estirpe feudal.
Claro, no hay que imitar el modelo políticamente censurable que se pretende cambiar, pero este purismo excelso de las oposiciones, ¿no es -al final del día- la frontera que sigue permitiendo en los hechos la superioridad táctica del Gobierno y podría determinar los resultados de 2015?
©Pepe Eliaschev
Publicado en Diario Los Andes
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